Este árbol mediterréneo nunca acabará de sernos útil. Además de obsequiarnos con sus deliciosas aceitunas y su exquisito aceite, el olivo encierra importantes propiedades terapéuticas.
Gracias a sus propiedades diuréticas, las hojas del olivo resultan de interés en el tratamiento de la hipertensión y de las palpitaciones cardiacas. Actúa sobre el corazón como el espino albar y se pueden utilizar como calmante y sedante.
También reduce el colesterol pernicioso (LDL) y aumenta el colesterol bueno (HDL), por lo que se recomiendan en la prevención de la aterosclerosis y sus complicaciones.
Ayuda a disolver los cálculos del hígado y el riñón. A parte de incluirse de forma natural en la dieta, no solo crudo sino en frituras, pues de todos los aceites es el que se desnaturaliza menos en esta operación y el que permite realizarla de mejor manera por alcanzar mayor temperatura, se recomienda tomar en ayunas por la mañana una cucharada.
Por el tipo de ácidos grasos que lo componen, ayuda a evitar y a combatir la arteriosclerosis. Por supuesto el mejor es el aceite virgen de poca acidez.
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